martes, 21 de junio de 2011

EDUCACIÓN AMBIENTAL EN MÉXICO

Crisis ambiental

La realidad de la sociedad con el medio ambiente puede resumirse en que ésta se ha configurado en un uso creciente de los recursos naturales.
Es evidente que la capacidad tecnológica para aprovechar tales recursos está mucho más desarrollada que la sensibilidad hacia tales usos, lo que crea un conflicto permanente entre lo que es posible hacer y lo que es más conveniente, es decir, entre el consumo del recurso y utilizaciones conservadoras que permitan un uso racional del mismo (CIFCA, 1980).
El mundo está viviendo una serie de problemas como la explosión demográfica y degradación del medio ambiente por el exceso en el consumo de los recursos naturales; también está la contaminación global, pérdida de biodiversidad, destrucción de la capa de ozono, lluvia ácida, cambio climático, modificación atmosférica, desertificación por erosión, entre otros. Estos problemas tienen un impacto negativo y se puede observar en el entorno, la fuente de todos estos problemas es la falta de conciencia hacia nuestro medio ambiente; esta forma de interactuar con el medio es producto de una visión mecanicista extractiva que se tiene de la naturaleza, considerando al medio ambiente al servicio del hombre, afortunadamente las naciones han unido sus esfuerzos para intentar y combatir estos problemas en los que el ser humano es el principal afectado.
El concepto ampliamente difundido que se tiene acerca del desarrollo sostenible es satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer las posibilidades de que las futuras generaciones satisfagan las propias. Esta definición coincide con la creación de una propuesta que busca balancear el crecimiento económico, la protección del medio ambiente y la equidad social (Wong, 1999).
El desarrollo sostenible vinculado al presente proceso pedagógico ha de ser interpretado desde aquellos puntos fundamentales como son la promoción de la vida, que es todo lo que permita conservar, promover y fomentar la existencia en nuestro planeta; también un equilibrio dinámico que consiste en crear una sabiduría integral de la naturaleza; la convergencia armónica con la tierra viva; la ética integral, la cual representa un cambio profundo de la mentalidad, los conceptos y los valores; la racionalidad intuitiva que busca una conciencia para fundamentar comportamientos sociales como son: la colaboración, solidaridad, cooperación, coordinación, comunicación, compañerismo, colectividad y sentido de comunidad, finalmente la conciencia planetaria, donde se pretende ser parte integrante del planeta, llegando a la conciencia de estar viviendo planetariamente, con estos planteamientos se puede explicar la manera en la que se debe tener una pedagogía hacia el desarrollo sostenible (Wong,1999).
Los recursos naturales que se consideran prioritarios ya que radican por su importancia, destacan el agua, el suelo, la energía y el problema en la disposición de los residuos sólidos. Según Rodríguez (en prensa) en la ciudad de México, el consumo por persona en las zonas populares es entre 30 y 80 litros por día y en las áreas residenciales alcanza un promedio de 450 litros diarios. Por otro lado, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el requerimiento mínimo de áreas verdes por persona debe ser de 9 m2, mientras que a cada residente de la ciudad de México únicamente le corresponden 2 m2 (Un bosque científico y turístico, 2000). Para el caso de la energía Aspiroz menciona que en la Ciudad de México en 1995, se consumían 1.305 Kw/hora/persona, mostrando un aumento del 51.9% con respecto al consumo de energía por persona en 1980. Con respecto a la basura, la generación per cápita de residuos sólidos de origen doméstico varía de acuerdo a la modificación de los patrones de consumo de la población y en la medida en que incrementa la comercialización de productos industrializados y de lujo. En 1975 se estimó que el promedio nacional per cápita de generación de residuos sólidos era de 320 g/hab/día y hoy en día dicho índice es de 917 g/hab/día. De acuerdo a proyecciones realizadas para el año 2000 se generarán por habitante 973 gramos diariamente (SEDESOL, 2005). Estas estimaciones no están muy lejos del ámbito estatal ya que según Falcón (1997) la generación de basura promedio por persona es de aproximadamente 1000 g/hab/día. Todo esto hace pensar que para que estas cifras no vayan en aumento, es necesario cambiar nuestro comportamiento hacia el medio ambiente, para estabilizar o disminuir al máximo estas cifras que cada vez están creciendo en forma alarmante.

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Los mayas y las lecciones ambientales del pasado

Deforestación, agotamiento de recursos naturales, búsqueda desmesurada de poder, consumo excesivo, incendios, agricultura… No hablamos de la sociedad actual, sino de la civilización maya, que desgastó su tierra con un consumo desmedido. La historia maya es la mejor analogía de la sociedad actual. ¿Se actuará para frenar los excesos? ¿Y para frenar el cambio climático? Por ahora, el camino es similar.
‘Estamos repitiendo la historia’, asegura a SINC Richard Hansen, arqueólogo en la Universidad Estatal de Idaho (EE UU), y presidente de la Fundación para la Investigación Antropológica y Estudios Medioambientales (FARES, por sus siglas en inglés).
Los acontecimientos climatológicos extremos, la propagación de enfermedades, el aumento de la pobreza y la sequía, el derretimiento de glaciares, las inundaciones, y la contaminación no son más que la señal del alcance del cambio climático que el ser humano está acelerando.

Son los productos de nuestra propia locura, afirma John Kermond, antiguo director del programa de comunicación de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA, en sus siglas en inglés) de EE UU.
La civilización maya abandonó sus tierras desgastadas hacia otros lugares. La producción de cal para sus pirámides y la deforestación les obligó a migrar. Fue un consumo conspicuo de cal. Sólo para cubrir la pirámide de Tigre, por ejemplo, se requirió una deforestación total de 1.630 hectáreas de bosque verde (necesarias para mantener a 900ºC la conversión de la piedra caliza a cal), informa el arqueólogo que lleva 30 años estudiando los templos mayas.
Al deforestar el bosque, el barro natural se sedimentó en los subsuelos y arruinó la capacidad agrícola de los mayas, que consumieron su propia existencia. No les quedó nada, ‘desnudaron sus bosques’. Pero ‘no desaparecieron, lo hizo el apogeo de su civilización’, dice Hansen.
Cambio ambiental
Los ‘viajeros en el tiempo’, como también se llama a los mayas, provocaron un cambio ambiental regional, pero ‘el nuestro es global, y afectará a 6.000 millones de personas. ¿Dónde iremos? No nos queda más territorio’, alerta Vida Amor de Paz, presidenta de la Fundación guatemalteca del Bosque Tropical y de la Tropical Rain Forest Foundation de Florida (EE UU).
Curiosamente el territorio que conoció la gloria maya, con sus conocimientos y ciencia, desde México hasta Honduras, sigue siendo una de las zonas más vulnerables al cambio climático. Según Kermond, la fuerte dependencia de la agricultura, sobre todo para la producción de alimentos, el aumento o la ausencia de las lluvias, y la situación geográfica (entre los dos océanos) hacen de Centroamérica y el Caribe zonas vulnerables al cambio climático por el aumento del nivel del mar, los huracanes y otros acontecimientos climáticos.
Los países con carreteras pobres, una generación de electricidad limitada y un abastecimiento mínimo de agua sufrirán también, sobre todo si las naciones industrializadas siguen arrojando las mega toneladas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, advierte el investigador de la NOAA.
Guatemala, donde yace la cuna de la civilización maya en los templos de El Mirador, es el país más vulnerable del continente americano, y se encuentra entre los 10 más vulnerables del planeta. Cada año más de 73.000 hectáreas son deforestadas, y sólo 11.000 son repuestas. La situación es gravísima, recalca de Paz.
Año 2012: final de una era
Según el ‘Chilam-Batam’, libro de profecías mayas, en diciembre de 2012 será el gran fin del ciclo Baktun (un período medido en días en el calendario maya), pero también el principio de uno nuevo, asegura Hansen. Ese mismo año, también en diciembre, el Protocolo de Kioto vivirá sus últimos días. ¿Coincidencia?
El mensaje de los mayas es que hay que cuidar el planeta. Si no hacemos nada llegaremos al declive, declara la experta guatemalteca. El mismo mensaje es el que ha lanzado participantes y organizaciones sociales durante las dos semanas de la XVI Conferencia de las Partes de Naciones Unidas para el Cambio Climático en Cancún.
¿Está en nuestras manos cambiar el destino de la Tierra?. Así lo pensaban los mayas. No podemos caer en la misma trampa, explica Hansen. Como en la profecía maya, la nueva era el nuevo acuerdo- permitirá empezar de nuevo.
Sin embargo, 2012 también coincide con el deshielo en meses de verano del Polo Norte. Fue una de las principales conclusiones de los 10 científicos de la expedición TARA, que partieron en 2007 para estudiar durante dos años los efectos del cambio climático.
El derretimiento de los polos afectará a todo el planeta. Sólo el deshielo de Groenlandia podría provocar el paro en la circulación termodinámica del planeta, especifica Amor de Paz. La Cumbre del Clima ha tenido la oportunidad de revertirlo.
Según Kermond, la cumbre ya no es un mecanismo de acción efectivo para tratar temas urgentes: Se requieren otros mecanismos, con una influencia económica y política real. El encuentro de Cancún debería haber admitido que tiene que haber discusiones sobre las opciones, y luego avanzar y centrarse en un aspecto del cambio climático que permita su éxito.
Y estudiar la historia es la mejor forma de no repetirla. La arqueología ayuda a conocer el pasado para entender el presente, y proyectar el futuro. A pocos kilómetros de donde, una vez más, los países han buscado el mayor consenso para luchar contra el cambio climático, la población maya de la ciudad de Tulum ya lo dejó claro: El camino en el mar se abrirá en algún momento, y el mundo cambiará. Quedan dos años.
Matemáticos y astrónomos
El arqueólogo británico Thomas Athol Joyce (1878-1942) fue uno de los investigadores occidentales pioneros en el estudio de la cultura maya y de su legado científico. Entre 1925 y 1931 se encargó de las expediciones del Museo Británico a las ruinas mayas. En diciembre de 1927, Joyce llegaba a Madrid invitado por el Comité Hispano-Inglés para dar una charla sobre el arte y la cultura maya en la Residencia de Estudiantes, que hasta el 24 de abril de 2011 expone parte de su trabajo en la muestra Viajeros por el Conocimiento.
De todas las aportaciones científicas que realizó el pueblo maya, destacan tres campos:
Calendario: La civilización maya estableció un ciclo solar de 365 días, y otro lunar, de 295 días. Su calendario fue el primero de la Historia en ser exacto. Su precisión se basa en una serie de días continuos que parten de una fecha inicial precisa (día cero): el 12 de agosto de 3.113 a.C.
Matemáticas: El aporte clave de los mayas fue el número 0 (representado por una concha marina), que les colocó en la vanguardia intelectual del mundo prehispánico. Los números de sus calendarios iban hasta el 19 y se representaban por puntos o círculos para los números del 1 al 4; y barras, que representaban períodos de 5 días. Su sistema numérico era vigesimal, y no decimal como el occidental actual.
Astronomía: Los mayas tenían técnicas de observación celeste a simple vista. Venus, por ejemplo, fue uno de los astros más importantes, porque en función de la posición de este planeta se desarrollaron guerras y sacrificios del período Posclásico. Los mayas también veneraron la Vía Láctea, conocida por ellos como el Árbol del Mundo, y representada por un gran árbol floreciente -la Ceiba-, del cual provenía toda la manifestación de vida.

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